Dr. Perdedor
Egocéntrico
Egocéntrico
Ególatra
Egoísta
Narcisista
Megalomaníaco
Incorregible
Inaguantable
Patético
Fracasado
Así era en Dr. Perdedor, por eso se había ganado su nombre tan a pulso. Perdedor
El Dr. Perdedor se sentía solo, era un genio científico y criminal, eso nadie lo dudaba, pero era un fracasado en todo lo que se proponía, hasta tal punto, que fue expulsado de por vida de la peligrosa unión de villanos secundones
Nunca le salía nada bien, nunca
Ni siquiera cuando intentaba que le saliera mal
Nunca había tenido un amigo, y mucho menos una relación sentimental, ni siquiera recuerda a sus padres… los mato con 4 años al desviar la salida del microondas al exterior con su caballo de plástico
Pensaba que dominando el mundo todo el mundo le haría caso, que le comprenderían, que le agradecerían el favor que les estaba haciendo… pero nunca lo consiguió
Para acabar con su soledad y su depresión se construyo solo lo único que es mejor que él, como dije el doctor Sheldon Cooper “no hay nada mejor que yo, salvo un yo robótico”
Así que hizo un cyborg a imagen y semejanza suya, su mayor logro, no necesitaba a nadie, porque se tenía a si mismo
Se emocionaba con la idea de por fin tener alguien con quien compartir su vida, y ese nadie era la mejor persona que ha existido sobre la faz de la tierra. Veían las mismas series de televisión, se reían con los mismos chistes, iban a los mismos restaurantes. La vida parecía irle bien, estaba feliz
Pero.
Todo tiene un pero. Pasado un tiempo por el impacto inicial la cosa no cambio, simplemente la falta de entusiasmo le dejo ver todo. El cyborg era como él, pero tan exacto que usaba el baño el mismo tiempo a las mismas horas, se mordía las uñas y las tiraba por ahí, era un maniático del control desordenándolo todo, su potente CPU le hacía ganar siempre a todo, cambios de humor, irascibilidad
No llevaba nada bien todo esto el Dr. Perdedor, tuvo que tomar una difícil decisión: transformar su Rayo Paralizante en el Rayo de Autodestrucción de su única obra perfecta: el Cyborg
Se disponía a provocar la autodestrucción cuando encontró una nota en la nevera: “me voy a Las Vegas con mis amigos del club de supervillanos temerarios y mi novia, me caso con ella en la capilla Elvis… Firmado: el Cyborg… PD: me llevo tus condones, nunca los usas”
No pudo matarle, pues había conseguido ser mejor que el, había conseguido todos los propósitos de su vida, el cyborg había dejado atrás el patetismo para cumplir sus sueños
El Dr. Perdedor reconoció que había perdido (una vez más), se abrió una birra y se puso a imaginar una cita con Megan Fox. Si, era patético y se daba asco a sí mismo, pero era lo más parecido a la felicidad que conocía
1 comentario:
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